Un nuevo relicario
El padre Martial Python, párroco moderador y biógrafo del santo, quiso dar la solemnidad deseada a este traslado de las reliquias. El recorrido de unos pocos metros, desde una pequeña capilla lateral hasta la nave principal de la iglesia, se hizo en procesión y al son de los himnos. La vitrina que contenía los huesos del santo se colocó en el nuevo relicario del crucero izquierdo de la nave.
Una transferencia necesaria
Este traslado fue necesario porque la pequeña capilla, construida en 2000, era realmente demasiado pequeña. Sólo podía acoger a dos o tres peregrinos a la vez", explica Jean Paul Conus, presidente de la Fundación Marguerite Bays. Cuando llegó un autobús lleno de peregrinos, era una multitud.
La base de cristal del relicario de Santa Margarita Bays le confiere un aspecto aéreo © Maurice Page
El simple traslado del relicario actual no habría sido apropiado, ya que el objeto se habría perdido en la inmensidad de la nave de la iglesia. El encargo de un nuevo relicario se hizo a Jean-Pierre Demierre, un artista que ya ha realizado mobiliario litúrgico para varias iglesias de la región. El coste del proyecto, que correrá a cargo de la parroquia y la fundación, fue sufragado por un donante anónimo.
Un orden inusual
Hacer un relicario no es un trabajo artístico frecuente, sobre todo en el siglo XXI, señala el artista. "Estuve preocupado por este trabajo durante dos años. Tenía que crear un objeto que correspondiera a la vida y la espiritualidad de Marguerite Bays, pero que también encajara armoniosamente en una iglesia que ya era rica en elementos artísticos. Tras numerosos bocetos, hice dos modelos a tamaño natural en madera, antes de fabricar el objeto en bronce", explica a cath.ch.
La forma general se basa en el círculo, que evoca el mundo y la naturaleza, y está tomada de la bóveda de la nave. En la parte circular, aparece la cruz de Cristo con la margarita de fondo, cuyo centro dorado evoca la Eucaristía. Las secciones laterales tienen relieves de bronce que representan el tetramorfo, es decir, los símbolos de los cuatro evangelistas: un hombre por Mateo, un león por Marcos, un toro por Lucas y un águila por Juan.
El relicario está colocado sobre una bandeja de madera de cerezo, madera con la que se fabricaban los bellos muebles de la región. El conjunto descansa sobre una estructura de cristal, cuya forma recuerda la de los arcos de la iglesia. Finalmente, el relicario será coronado por un nuevo retrato del santo, más joven y sonriente, obra del pintor valesano Roger Gaspoz.
Un amigo en el cielo
El culto a las reliquias se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, cuando los fieles construían monumentos conmemorativos en los lugares donde morían los mártires", afirma Marcial Python. Hoy, la veneración de las reliquias nos recuerda hasta qué punto los santos han respondido a la llamada de Dios. "Con Marguerite Bays, los peregrinos de la tierra tenemos una amiga en el cielo que nos acompaña con su oración y su protección.